La hipersexualidad o adición al sexo es un problema que puede impactar en tu vida diaria de forma negativa. Sus efectos se pueden comparar a los de cualquier tipo de adicción. Si tus conductas y pensamientos compulsivos sexuales o los de una persona cercana afectan a la vida normal, conviene buscar ayuda profesional.
¿Qué es la hipersexualidad?
La hipersexualidad es la incapacidad de controlar el comportamiento sexual. Quienes sufren este deseo sexual excesivo e intenso suelen tener un malestar o deterioro clínico notable.
Su conducta sexual afecta a diferentes ámbitos de su vida y provoca dificultades a nivel social, económico, familiar y afectivo.
Padecer hipersexualidad es similar a tener otro tipo de adicción, de hecho, las adicciones conductuales comparten síntomas con las adicciones a sustancias. En este caso, al igual que un alcohólico:
- Tiene la necesidad de aumentar de forma progresiva la frecuencia de la actividad sexual
- Padece síndrome de abstinencia o desasosiego ante la disminución o interrupción de las relaciones sexuales.
- Cambios de humor, cuando se imposibilita la actividad.
- Sufre recaída tras un período de privación.
La diferencia entre un adicto a una sustancia y tener hipersexualidad es que no necesitamos el alcohol y otro tipo de sustancias, pero la necesidad del contacto y el sexo sí es algo que tenemos todos los humanos. Esto hace que determinar si una persona es adicta o tiene una fuerte libido sea muy complejo.
Por otro lado, cabe remarcar que la hipersexualidad afecta por igual a hombres y mujeres. Algunas señales que te pueden indicar este problema son:
- Complicaciones para mantener el trabajo o los estudios.
- Genera daños en sus relaciones o en su salud.
- No tiene control sobre su conducta sexual.
Las personas hipersexualizadas tienen un deseo e imposición a repetir los actos. Esto se puede reflejar en un onanismo compulsivo, conusmo de pornografía, fijación en encontrar nuevas parejas, sexo con extraños, telefónico o con personas que prestan servicios sexuales.
El paso del tiempo puede aumentar el grado de hipersexualidad de una persona.
¿Cómo afecta la hipersexualidad a la vida diaria?
Una relación compulsiva con el sexo no es sana y puede afectar a tu vida diaria. De hecho, en algunas ocasiones el sexo se puede utilizar para silenciar ciertas emociones negativas como el estrés, la depresión o la ansiedad.
Del mismo modo, la conducta sexual hace que se experimente placer, algo que se puede convertir en una huida de la realidad. Posteriormente, es normal que aparezcan sensaciones y emociones negativas como soledad o vergüenza.
El abuso del sexo puede hacer que la persona adicta tome mayores riesgos, pues satisfacer su necesidad es lo primero para ella. Asimismo, quienes tienen este problema pueden dedicarse a la prostitución, evitan las relaciones y pueden padecer otros problemas psicológicos.
Entre las consecuencias más evidentes que puede provocar la hipersexualidad cabe destacar la mayor probabilidad de contraer una infección de transmisión sexual. Quienes padecen estos trastornos también sufren aislamiento social, ansiedad, trastornos de ánimo o incluso pueden caer en la adicción a otras sustancias.
¿Cómo salir de la hipersexualidad?
Hablar de la adicción al sexo puede ser un tema tabú. La vergüenza y desazón afectan a quien la padece y también a sus familiares. Por ejemplo, si tiene pareja, esta puede pensar que no le satisface sexualmente, aunque esta condición se debe a un estado mental del afectado concreto.
Aquí, la ayuda psicológica jugará un papel muy importante. Por tanto, si quieres estudiar psicología o especializarte en ella, debes saber que puedes ayudar a muchas personas. Las terapias grupales o individuales enseñan a controlar los impulsos y estímulos, pero también a manejar la ansiedad y modificar los hábitos.
El objetivo de la terapia es mejorar el estilo de vida del paciente y eliminar aquellos comportamientos desadaptativos. Para ello, es necesario un gran apoyo familiar y social.
Puede ser de ayuda realizar algunos cursos de psicología centrados en el crecimiento emocional y ahondar en ciertos cursos gratuitos de sexualidad que promocionan algunas universidades de prestigio. La educación sexual adecuada es importante en materia de prevención y te ayuda a disfrutar de las relaciones de un modo muy sano.
Fomentar las habilidades sociales, manejar bien el estrés y practicar el autocontrol son medidas que te ayudarán a evitar caer en adicciones de conducta. No obstante, en los casos más graves de hipersexualidad se puede recurrir al uso de psicofármacos o inhibidores hormonales para frenar este tipo de comportamientos compulsivos.